El sueño va sobre el tiempo
flotando como un
velero.
Nadie puede abrir
semillas
en el corazón del
sueño.
¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo
azul levanta!
El tiempo va sobre el sueño
hundido hasta los
cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de
duelo.
¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta!
¡Qué espesura de
anémonas levanta!
Sobre la misma columna,
abrazados sueño y
tiempo,
cruza el gemido del
niño,
la lengua rota del
viejo.
¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué espesura de
anémonas levanta!
Y si el sueño finge muros
en la llanura del
tiempo,
el tiempo le hace
creer
que nace en aquel
momento.
¡Ay, cómo canta la
noche, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo
azul levanta!
(Federico García Lorca, Así que pasen cinco años [1933].
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