El diario dibujado de Ana Frank
Ari Folman y David Polonsky,
trasladan al formato gráfico uno de los grandes textos sobre el periodo nazi.
El
cineasta y guionista Ari Folman
y el ilustrador David Polonsky han conseguido, en su adaptación gráfica de El diario de Ana Frank, traducir en
el formato de la novela gráfica un texto que es un clásico de la literatura
contemporánea y un documento histórico sobre la persecución de los judíos en
Europa.
La
protagonista, dibujada, parece más verdadera que la de las viejas fotos en
blanco y negro. Por momentos parece de carne y hueso, parece que la conozcamos
desde siempre, una vecina o una familiar.
No
hay sangre en el diario original de Ana Frank, publicado en 1947, ni en el diario
gráfico, que el 19 de octubre se ha publicado en castellano por Debolsillo.
No
aparecen trenes cargados de deportados ni cámaras de gas. Es casi minimalista.
Ana Frank cuenta el Holocausto sin contarlo.
La
parte más ominosa —la detención y los siete meses de peregrinación por campos
de concentración exterminio y muerte de la adolescente— no aparece en el texto
original —Ana Frank dejó de escribir el diario antes de ser descubierta— y en
el diario gráfico es un breve epílogo escrito por los autores.
La
Ana Frank de Folman y Polonsky es real, es cotidiana. En sus dibujos se hace
presente.