Caballo de Don Quijote. Él le puso este nombre porque le parecía el más adecuado para un caballero. Cervantes le describe como rocín flaco
y dice “aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el
caballo de Gonela, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca
el del Cid con él se igualaban.”
Don Quijote sigue el rumbo que desee Rocinante en busca de sus aventuras. Sancho le ata los pies en la aventura de los batanes.
Don Quijote le llama así por ser: “nombre, a su
parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue
rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los
rocines del mundo.”
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