Cuando se reconosció el armada del Turco, en la dicha batalla naval, el
dicho Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho
capitán... y otros muchos amigos suyos le dijeron que, pues estaba
enfermo y con calentura, que estuviese quedó abajo en la cámara de la
galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él, y
que no hacía lo que debía, y que más quería morir peleando por Dios y
por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su salud... Y peleó
como valente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el
lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros
soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió
cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le
acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla
naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que
quedó estropeado de la dicha mano.
De ahí procede el apodo de Manco de Lepanto.
La mano izquierda no le fue cortada, sino que se le anquilosó al perder
el movimiento de ella cuando un trozo de plomo le seccionó un nervio.
Aquellas heridas no debieron ser demasiado graves, pues, tras seis meses
de permanencia en un hospital de Messina, Cervantes reanudó su vida militar, en 1572.
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