El salto
Porque el agua se me fugay yo -pura sed-
soy un zahorí que remata sus varas.
Porque las palabras regresan de un viejo abuso
y ya no tienen fuerzas para escalar los labios.
Tendré que invocar una caída
en el umbral mismo del verbo
con la fe de todas las manzanas.
Saltar muy dentro, libre
al fondo de las cosas,
deshabitar la memoria,
su ciudadela adoquinada, su lacre,
los arquetipos rotos en las esquinas
ofreciéndome su cuerpo.
Dejar de buscar advientos en el pan de ayer,
las migas que con que solía despilfarrar el hambre,
sacudir las cortezas que ya ni pueden recordar
su savia.
Porque no bastará con la poesía;
habrá que tener -además-
los huesos livianos de los pájaros.
Laura Giordani
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